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Murphy explicando como funciona su ley |
Porque más efectiva que la ley de
gravedad y la de los signos está la ley de Murphy, hoy te traemos el top 5 del
que piensa pierde.
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¿De cuanto era el billeteeeeeee? |
El billete encantado. Encontrase
un billete tirado en la calle es cada vez menos común, porque ya nadie tiene ni
para botar, es por eso que este suceso no pasa desapercibido. Lo primero que
uno hace después de haber identificado la ubicación del billete y su valor
nominal, para ver si amerita la agachada o no, es crear una maniobra mental en
la cual uno se desliza por el lugar sin llamar la atención de los demás
transeúntes. Las maniobras más comunes son pisar el billete y arrastrarlo hacía
uno y agacharse rápidamente o dejar caer algo y pretender que se cayó y al
momento de recogerlo hacerse al botín. El proceso mental de reclamar semejante
tesoro como suyo toma un buen tiempo desde el descubrimiento del mismo, pasando
por la determinación a tomarlo y la creación del intrincado plan y su
subsecuente ensayo mental. Toda esta hazaña termina cuando alguien más pasa
empujando y sin más reparo toma el dinero, sin plan alguno y sin decir nada. El
consuelo radica en decirse, a lo mejor lo necesita más que yo.
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Grupo de pensionados amenizando su espera |
La silla vacía. Es hora pico en un
bus, una sala de espera de un terminal de buses o aeropuerto o hasta en el
seguro. Todo está lleno, todo excepto una silla al otro lado de donde uno está,
pero a pesar que la silla está vacía nadie se anima a sentarse, el cansancio le
puede a uno. He sido de los que han pegado la carrera para encontrase con que
la silla está ocupada con un niño dormido que apoya la cabeza en las piernas de
la mamá, o incluso que la silla no tiene cojín y están solo las varillas para
que uno se pare como un loro. Que se siente otro en la silla, tampoco es que
estuviera tan cansado, gracias a Dios me operaron de la vena várice y la hernia
hace poco.
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No superman, solo somos superamigos |
Amor platónico. A veces el amor
llega así, de esa manera, que uno no se da ni cuenta… de cómo gasta plata como
un idiota o hace pendejadas con el pretexto de ella o él es muy chévere. A
continuación viene la peor conclusión a la que puede llegar uno, “para que
dañar la amistad tan chévere”. Como escuché por ahí: “tampoco somos tan
amigos”. Uno debería echarse la cruz, si es creyente, o decir “ah, que
hijueputas” si es colombiano y tirarse de cabeza al ruedo. Así se evitaría uno
que en una fiesta, unos 3 meses después, llegue un avispado o una morronga a
bailar reggaetón con esa persona, le de 3 vueltas, 4 copas de trago y se la
termine rumbiando. No pasará mucho tiempo de eso para que una persona allegada
se acerque a decirle a uno, “¿que pasó? Se aburrió de esperar a que te
decidieras. Tranquilo, calmada, ya llegará tu momento de apoyar a una madre
soltera con un hijo no reconocido, o a ahorrar para que él pueda pagar la cuota
de alimentos de su pequeño que poco se parece físicamente a él.
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A la orden mono, ¿Qué busca? |
Comprar o no comprar. Hacer
compras en San Andresito, los paisas o similares nos ha enseñado que no es
bueno comprar en el primer lugar en el que uno pregunta. Se tantea el precio,
se negocia ofreciendo la mitad. 80 por ese reloj, le doy 40. Acto seguido, se
procede a decir la frase de escape, “voy a dar una vueltica, ya vengo”. Jamás
se compra de primerazo diciendo “huy, está barato”, se corre el riesgo de pagar
hasta 3 veces del precio normal. Ésta experiencia nos enseña que no es bueno
arrebatarse, por eso postergamos las compras para otro día que vayamos con más
calma, o más tarde que hayamos comprado todos, o de repente después de
temporada que es más barato. Mentira, cuando podamos comprarlo seguro no habrá
del color, la talla o del modelo que queríamos o en el peor de los casos habrán
terminado la promoción que incluía un televisor pantalla plana + show por el
mismo precio. Tal vez era que no me convenía y se me iba a dañar muy rápido.
P.S. si es comprado en San Andresito, todo se daña muy rápido.
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Persona murió tras perseguir el bus 6 kilómetros |
Bus en fuga. Juega la selección
Colombia en 15 minutos, es el último capítulo de la novela, hay eliminación en
protagonistas o es el cumpleaños de la novia. La parada de bus está a reventar
y uno está ahí, en medio del gentío que se acumuló en esa esquina a esperar el
bus o a comer pizza de un carro. En ese preciso instante, un bus roñoso se
parquea a esperar gente frente a la parada, justo cuando el bus que uno
necesita pasa “embalado” por el otro carril y se estaciona a media cuadra. Uno
piensa si alcanza o no y calcula que el próximo pasará el doble de lleno, eso
si pasa. Uno pega la carrera con una risa triunfal pensando que alcanzará a
llegar a tiempo. El conductor mira el retrovisor y parece que viera a una
pantera persiguiéndolo porque acto seguido arranca a toda y lo deja a uno
tirado, lleno de vergüenza porque todos los vieron pegar carrera. Uno putea y
dice entre dientes si tuviera carro no me pasaría esto. Tranquilo, tendría pico
y placa y también le tocaría coger bus. Nota, si creen que eso en un taxi no
pasa, se equivocan. Alguien se les adelantará y se subirá a toda o el taxista
les preguntará para donde van y rematará diciendo: “ah, no, ya voy a entregar
el carro y para allá no voy”. Eso era que no convenía montarme ahí porque iban
a robar el bus o el taxista era un depravado que me lo iba a mostrar en un
semáforo.
Un saludo especial para la gente de México, Alemania, Argentina, el polo Norte y la estación espacial internacional quienes nos leen y tal vez no entendieron algunos de los puntos ya que no tienen San Andresito y no corren tras los buses para subirse a ellos. Para ellos tendremos un artículo especial acerca de Colombia y su idiosincracia muy pronto.